martes, 9 de noviembre de 2010

Egipto y momificacion





Los antiguos egipcios creían en la vida después de la muerte. Pensaban que el alma del difunto viajaba hacia el Más Allá. Cuando una persona moría en el Antiguo Egipto, su cuerpo se conservaba mediante el proceso de momificación. Pero sólo los egipcios más ricos, además del faraón y su familia, podían encargar su momificación, ya que era muy costosa. Todo este proceso duraba 70 días.

Durante el periodo predinástico los enterramientos eran muy sencillos, con excavaciones en la arena donde se depositaba el cuerpo. El contacto de este con la arena caliente del desierto provocaba una rápida deshidratación del cuerpo, incluso antes de que los tejidos pudiesen descomponerse. El descubrimiento de los cadáveres así mantenidos pudo ser lo que inspirase a los egipcios en mantener el cuerpo después de la muerte. Cuando las tumbas se comenzaron a colocar en construcciones bajo tierra, se hizo necesario un proceso especial para mantener el cuerpo y ahí surgió el proceso de momificación artificial.
Dos o tres días después de la muerte, el cuerpo era llevado a los embalsamadores, quienes trabajaban a orillas del Nilo, ya que necesitan agua en abundancia. Se colocaba al difunto sobre una mesa de piedra o de madera, e incluso de alabastro, cuyas patas y su decoración tomaban la forma de león. También se empleaban otras más pequeñas para depositar los órganos del difunto.
Se lavaba el cuerpo y se procedía a la extracción del cerebro. A continuación, los órganos internos: el hígado, el estómago, los intestinos y los pulmones. Los envolvían en un paño de lino y se introducían dentro de los cuatro vasos canopos bajo la protección de cuatro dioses especiales, llamados "hijos de Horus",

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