La Capilla Sixtina es la capilla más famosa del Palacio Apostólico de la Ciudad del Vaticano, la residencia oficial del Papa. Se encuentra a la derecha de la Basílica de San Pedro y originalmente servía como capilla de la fortaleza vaticana. Es famosa por su arquitectura, evocadora del Templo de Salomón del Antiguo Testamento, y su decoración al fresco, obra de los más grandes artistas del Renacimiento, incluyendo a Miguel Ángel, Rafael y Botticelli. Por orden del papa Julio II, Miguel Ángel decoró la bóveda (1.100 m²) entre 1508 y 1512. A Miguel Ángel no le agradó este encargo, y pensó que su trabajo era sólo para satisfacer la necesidad de grandeza del Papa. Sin embargo, hoy la bóveda, y especialmente El Juicio Final, son considerados como los mayores logros de Miguel Ángel en la pintura.
Fue construida entre 1477 y 1480, por orden del papa Sixto IV, de quien toma su nombre, para restaurar la antigua Capilla Magna. Recién terminadas las obras, un grupo de pintores que incluía a Botticelli, Pietro Perugino, Luca Signorelli y Domenico Ghirlandaio pintaron una serie de paneles al fresco sobre la vida de Moisés (a la izquierda del altar, mirando hacia El Juicio Final) y la de Jesucristo (a la derecha del altar), acompañadas por retratos de los Papas en la zona superior y por cortinas pintadas con trampantojo. Las pinturas fueron concluidas en 1482, y el 15 de agosto de 1483,[1] Sixto IV consagró la primera misa celebrada en la capilla a la Asunción de María.
Desde la época de Sixto IV, la capilla ha servido como lugar de diversas actividades papales. Hoy es la sede del cónclave, la reunión en la que los cardenales eligen a un nuevo Papa.
Decoracion
Las paredes están divididas en tres niveles principales. El bajo está decorado con tapices de oro y plata pintados al fresco. El central tiene dos ciclos de pinturas que se complementan, La Vida de Moisés y La Vida de Cristo. Fueron encargados en 1480 por Sixto IV y realizados por Ghirlandaio, Botticelli, Perugino y Cosimo Roselli, junto a algunos de sus ayudantes, como Pinturicchio. El nivel más alto está dividido en dos zonas. En la zona baja, entre las ventanas, hay una Galería de Papas, pintadas al mismo tiempo que las Vidas. Sobre de los arcos de las ventanas están los lunetos, en donde se encuentran los Antepasados de Cristo, pintados por Miguel Ángel como parte de la decoración de la bóveda.
La decoración de la bóveda, encargada por Julio II y realizada por Miguel Ángel entre 1508 y 1512, tiene un conjunto de nueve pinturas que muestran escenas del Génesis, como: La Creación, La Relación de Dios con la Humanidad y La Caída del Hombre. En las pechinas que sustentan la bóveda, están pintados doce hombres y mujeres, los profetas y las sibilas, que profetizaron que Dios enviaría a Jesucristo para la salvación a la humanidad.
En 1515, Rafael recibió el encargo de León X de diseñar una serie de diez tapices para colgar en la zona inferior de las paredes.[12] Rafael tenía 25 años entonces y era un artista reconocido en Florencia, con una serie de clientes adinerados, aunque era ambicioso, también deseaba trabajar para el Papa.[13] Rafael se sentía atraído por la ambición, grandeza y energía de Roma.
Rafael vio el encargo como una oportunidad de poder ser comparado con Miguel Ángel, mientras el Papa lo vio como su respuesta a la bóveda encargada por su predecesor.[14] El trabajo comenzó a mediados de 1515. Debido a su gran tamaño, los tapices fueron fabricados en Bruselas a lo largo de cuatro años, por los tejedores del taller de Pieter van Aelst.[15]
Aunque el complejo diseño de Miguel Ángel para la bóveda no era exactamente el que Julio II tenía en mente cuando le encargó pintar a los Apóstoles, el proyecto consistía en un programa iconográfico consecuente con el resto de la decoración. Sin embargo, esto fue alterado cuando posteriormente, Miguel Ángel recibió el encargo de decorar la pared del altar con el El Juicio Final, que realizó entre 1536 y 1541. Pintar este mural exigió que se eliminaran dos episodios de las Vidas, varios de los Papas y dos grupos de Ancestros. Dos ventanas fueron tapiadas y dos de los tapices de Rafael se hicieron innecesarios.
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